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Neymar fue la gran figura, marcando un gol, mientras que los restantes fueron de Philippe Coutinho y Paulinho. Del lado albiceleste no se salvó nadie, ni siquiera Lionel Messi, que no pudo hacer valer su talento habitual.
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De movida quedaron marcadas las diferencias de fondo entre un equipo y otro. Argentina teniendo la pelota, triangulando, pero con escasa profundidad; y Brasil más práctico, directo, vertical hacia el arco rival. Y en esa tendencia, con el local más rápido en sus movimientos y con mayor contundencia, la ecuación se resolvió fácil.
Sin ideas, dependiendo demasiado de un Messi que se debatió en soledad, el equipo de Bauza fue para arriba sin ideas, desprotegiéndose en el fondo, sufriendo ante cada acción inspirada de Neymar, o de algunos de sus acompañantes, como Paulinho, Philippe Coutinho, Gabriel Jesús y Renato Augusto.
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Así fue como después de un remate aislado de Biglia, en la primera incursión seria apareció Neymar con un toque corto para Philippe Coutinho, éste pasó como un rayo entre Mascherano y Otamendi, y entrando al área la clavó arriba, cruzada, para el 1 a 0.
Argentina intentó reaccionar con lo que pudo, pero siempre en medio del desorden, dejando aún más huecos atrás, uno de ellos otra vez aprovechado por Neymar, quien se mandó una apilada por derecha y estrelló su remate en el palo. Y a pesar de la ilusión óptica de empate por un disparo cruzado de Mas, en el último minuto el propio Neymar devolvió a la Argentina a la realidad, definiendo de manera exquisita, cruzado, luego de una gran asistencia de Gabriel Jesús. Dos a cero y partido liquidado.
El complemento fue un martirio para la Selección, que sufrió la tercera caída a través de Paulinho, y que orilló una goleada histórica, la que no se concretó sólo porque Brasil no apretó el acelerador. Así, aunque el 3 a 0 quedó corto, igual sonó como un cachetazo tremendo para una Argentina que está cada vez más lejos de su ilusión mundialista.
El Diario Popular
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