sábado, 17 de octubre de 2015

ALEMANIA PAGÓ PARA SER SEDE DEL MUNDIAL DE FÚTBOL 2006



La FIFA es una caja de Pandora que últimamente sólo ofrece historias de corrupción. La última tiene que ver con Alemania y el mecanismo por el que consiguió ser sede del Mundial de 2006. Según el semanario Der Spiegel, los actuales campeones del mundo pagaron 6,7 millones de euros a la FIFA para asegurarse la organización. La Federación Alemana (DFB) negó haber comprado votos en el comité ejecutivo de la FIFA, que el 6 de julio de 2000 le dio la sede con un 12 a 11 sobre Sudáfrica.

La investigación de Der Spiegel asegura que los 6,7 millones de euros fueron destinados a conseguir el apoyo de los cuatro delegados asiáticos al comité ejecutivo de la FIFA. Uno de ellos es el qatarí Mohammed Bin-Hamman, suspendido de por vida por la FIFA por sobornos relacionados con otra adjudicación mundialista: la de Qatar 2022. Otro es Worawi Makudi, de Tailandia, al que el comité de ética de la FIFA acaba de castigar con 90 días de suspensión. Makudi, quien ya avisó que apelará, integró el comité ejecutivo durante 18 años: se retiró en mayo. El tercero de los implicados es otro ex ejecutivo suspendido por la FIFA: el coreano Chung Moon-jong, que intentó candidatearse para suceder a Joseph Blatter, pero hace unos días recibió una inhabilitación de seis años por parte de la FIFA. El cuarto ejecutivo asiático involucrado en la denuncia es el saudí Abdullah Al Dabal, quien murió de un infarto en 2007.



Según la edición del semanario que se publicará hoy, el comité organizador del Mundial de 2006 (cuyo presidente era Franz Beckenbauer y tenía al actual jefe de la DFB, Wolfgang Niersbach como su vicepresidente ejecutivo) utilizó un préstamo de 10,3 millones de francos suizos (6,7 millones de euros de hoy) del entonces CEO de Adidas, Jean-Louis Dreyfus, para asegurarse la sede del torneo mediante la compra de votos. El problema es que esa suma jamás tuvo un asiento contable en las finanzas del comité organizador, por lo que Beckenbauer y los suyos debieron encontrar una salida para no levantar sospechas ante el dinero negro. Siempre de acuerdo con Der Spiegel, Dreyfus reclamó la devolución del dinero en 2005. Hasta ahora, se creía que el comité organizador del Mundial de 2006 le había pagado a la FIFA esos famosos 6,7 millones de euros para financiar una fastuosa gala de presentación de la Copa del Mundo en el estadio Olímpico de Berlín. Sin embargo, la ceremonia nunca se realizó. Y Der Spiegel concluye que el comité organizador transfirió el dinero a una cuenta de la FIFA en Ginebra (Suiza) y, desde allí, fue la propia FIFA, con el impulso del entonces secretario general, el suizo Urs Linsi, la que remitió los fondos a una cuenta de su dueño original (Dreyfus) en otra ciudad helvética: Zürich. Una cuenta en el BNP, cuando las cuentas oficiales de la FIFA son todas en el UBS.

La DFB negó que ese dinero fuera a parar a los bolsillos de los integrantes del comité ejecutivo que en 2000 votaron por Alemania como sede del Mundial 2006 y aseguró que ya tenía en marcha una auditoría interna por este asunto: "A partir de esas investigaciones, la DFB constató el pago de 6,7 millones de euros a la FIFA en abril de 2005 por parte del comité organizador del Mundial de 2006, y comprobó que ese dinero podría no haberse usado para su propósito original (el programa cultural de la FIFA). Este pago no tiene ninguna relación con la adjudicación del Mundial de 2006, que se había decidido cinco años antes".

La revelación de Der Spiegel supone un golpe para Niersbach, a quien algunos veían como un candidato potable para reemplazar a Joseph Blatter al frente de la FIFA. Tampoco ayuda al francés Michel Platini, del que el jefe del fútbol alemán era aliado hasta que días atrás comenzó a distanciarse. La figura del ex número 10 de los "bleus" sufrió en los últimos días: en el congreso extraordinario de la UEFA en Nyon (Suiza), algunas de las poderosas asociaciones europeas, como por ejemplo Inglaterra, comenzaron a darse vuelta y le quitaron el apoyo que le habían prometido. Malos tiempos, también, para el fútbol europeo.

fuente: Der Spiegel

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